El pasado 29 de octubre de 2013 el Juzgado de Primera
Instancia núm. 8 de Oviedo dictó una interesante sentencia -la 210 de 2013- en
la que el Juzgador deja en evidencia, en la propia resolución, la chapuza de la
propia entidad (Cajastur, hoy Liberbank). Un cliente hizo dos test, uno en
febrero y otro en marzo de 2009. Un mes respondió que tenía conocimientos
medios del mercado financiero, y en otro que básicos. Y dice el Juzgador, no
harto de ironía «Como hemos dicho, resulta llamativo que a la vista de tales respuestas
el Sr XX tuviera un perfil adecuado para la adquisición de un producto complejo
de riesgo medio, cuando manifiesta ser aún más ignorante en materia inversora
que en el mes anterior». La normativa MiFID fue creada para proteger al
inversor, no a los bancos, pero ahora éstos utilizan en los procesos judiciales
estos documentos, dejando en evidencia el actuar de las entidades bancarias. El
Juez declaró nulo el contrato de adquisición de las Obligaciones Subordinadas.